Tente Lagunilla y Carlos Soria

Carlos Soria "Hoy le hemos visto las uñas al Annapurna".

Carlos Soria relata las intensas horas que han vivido durante este intento a la cima del Annapurna en el que han sufrido dos avalanchas: "Los tres días que hemos estado fuera del campo base, aunque no hemos pasado del campo 3, nos han servido para ver como es el Annapurna en toda su realidad. Y también me han servido para darme cuenta que no es bueno dejarse llevar por la corriente". 

Carlos Soria, fotografiado un minuto después de sufrir una avalancha al atravesar de regreso la gran meseta del Annapurna,
justo antes de llegar al campo 1 desde el campo 2, a 5.500 metros de altura

Carlos Soria, ayer en las cuerdas fijas durante la ascensión al campo 3 del Annapurna.

Carlos Soria, ayer en las cuerdas fijas durante la ascensión al campo 3 del Annapurna.

El alpinista de 73 años Carlos Soria, escalando ayer el espolón que separa los campos 2 y 3 del Annapurna, durante su intento de cumbre frustrado por la cantidad de nieve acumulada en la montaña.

El alpinista de 73 años Carlos Soria, escalando ayer el espolón que separa los campos 2 y 3
del Annapurna, durante su intento de cumbre frustrado por la cantidad de nieve acumulada en
la montaña.

Carlos Soria, Tente Lagunilla y los cuatro sherpas que han pretendido hacer cumbre en este
primer intento se encuentran bien, descansan ya y se recuperan en el campo base después
de que dos avalanchas y unas condiciones meteorológicas extremas les obligaran a un
rápido descenso desde el campo 3 a 6.400 metros de altitud. La primera de las
avalanchas afectó en plena noche al campamento 3 y la segunda les ha alcanzado de lleno
en el recorrido de bajada, justo antes del campo 1, cuando parecía que el camino era más
sencillo. La fotografía que publicamos de Carlos Soria tras la avalancha resulta absolutamente
descriptiva de lo extremo de la situación.

Ahora descansan y esperan una nueva (y esperemos más amplía) ventana de buen tiempo, que
a priori las previsiones sitúan aproximadamente dentro de una semana.

Relato de Carlos Soria sobre lo vivido en las últimas horas

Queridos amigos:
Los tres días que hemos estado fuera del campo base, aunque no hemos pasado del campo 3,
nos han servido para ver como es el Annapurna en toda su realidad. Y también me han servido
para darme cuenta que no es bueno dejarse llevar por la corriente. Yo siempre pensé que no era
buena idea intentar subir a la cumbre con las informaciones meteorológicas tan contradictorias
como teníamos. Pero cuando ayer estábamos en el campo 2, hablé con un grupo de alpinistas
de la otra expedición: unos decían que había mucho viento y nieve, otros decían que iban a subir
al campo 3. Al final nos decidimos y echamos a andar

Por pensarlo mucho salimos bastante tarde, a las 7 de la mañana, en contra de mi actitud habitual
en la montaña. Pero el Annapurna es como es, y aquí no se puede jugar con los horarios, sobre
todo con nieve reciente. Al poco de empezar cruzamos el gran corredor de posible peligro. Pero
debido a que ya era mala hora después de la nevada de la noche anterior, cuando estábamos
fuera de peligro cayó una avalancha, que prácticamente no afectó a la ruta.

En esta salida hasta el campo 3 hemos visto la cara al verdadero Annapurna: la primera parte
tras el campo 2 es un terreno mixto de roca y mucho hielo, con cuerdas en no muy buenas
condiciones que hay que subir con mucho cuidado. Después viene un espolón de hielo muy
bonito y muy vertical, que en algunos tramos es de prácticamente 90 grados.
Subimos poco a poco, y llegamos en buen horario al campo 3, muy contentos y en perfectas
condiciones. Allí acababa de llegar el canadiense Don Bowie, un alpinista que pese a ser muy
fuerte tampoco las tenía todas consigo con respecto al tiempo que se avecinaba.

Estábamos a 6.400 metros, y empezamos a picar el hielo para construir plataformas para dos
tiendas. En ese momento llegó Muktu, y nos dijo que ahí podría haber avalanchas, aunque
parecía que lo que teníamos al lado era una pequeña ladera sin mayor peligro. A las 13:00 se
puso a nevar, y a las 18:30 ya había medio metro de nieve. Efectivamente, como había predicho
Muktu, se produjo un corrimiento de nieve que tapó parcialmente varias tiendas rompiendo alguna.
No era una avalancha muy grave, pero era de noche y todo el mundo se asustó. Hubo otro
corrimiento, y decidimos salir fuera, algunos estaban sin botas… era todo un caos. Los sherpas,
como siempre, se portaron como leones: perdimos una tienda, sacamos lo más impresdicible,
montamos la otra en un sitio más protegido por una grieta y tuvimos que meternos los seis en
una sola tienda. Hemos pasado una noche terrible, incomodísima y muy fría, porque no hemos
podido usar los sacos ni ponernos las botas. A las 11 de la noche dejó de nevar y, por si fuera
todo poco, comenzó un viento huracanado que parecía que se iba a llevar la tienda volando.
Prácticamente no hemos dormido.

Después de semejante noche, era una locura pensar en subir. Estábamos muy cansados,
con las botas mojadas, y con nieve metida por todas partes. AsÌ que esta mañana, viendo
la cantidad de nieve que había acumulada en la montaña, sin haber descansado y con
predicciones meteorológicas muy confusas, hemos decidido regresar al campo base.
Todos los compañeros de la otra expedición que habían sufrido la noche con nosotros
también han decidido bajarse. Hay un pequeño grupo de gente que iba un día por delante
y han decidido continuar con oxígeno. Espero que lleguen a la cumbre, pero espero aún
más que no les suceda nada malo.

Como demostración de lo peligrosa y cargada que está la montaña, justo antes de llegar
al campo 1, en la conocida como la gran meseta del Annapurna, cuando ya pensábamos
que estábamos casi en casa, nos ha pillado una enorme avalancha de nieve polvo, que
por fortuna venía de lejos. Se nos ha echado encima y hemos tenido que soportar 5 minutos
tumbados en el suelo hasta que pasara por encima de nosotros todo ese viento glaciar
cargado de nieve.

Ahora ya estamos en el campo base. Desde luego que subir hasta el campo 3 ha sido
una experiencia que no olvidaré y, como digo, me ha servido para recordarme a mí mismo
que la próxima vez no me dejaré llevar y haré lo que me parezca más adecuado. Yo no tenía
claro que fuera el mejor momento para subir, porque en esta montaña hay que esperar a
que haga verdaderamente buen tiempo, a que haya un anticiclón. Porque tengo claro que
con la montaña, y con el Annapurna en especial, no se puede jugar.

Un abrazo,

Carlos Soria (Campo base del Annapurna; 19 de abril de 2012)

 

Fuente Desnivel

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